Los comienzos nunca son fáciles y más si luchas desde el principio para que todo salga perfecto. Un verano entero sin ensayar y empezar a montar un pasodoble desde cero no es tarea fácil. El año pasado, tanto Tete como yo cuando nos incorporamos a los ensayos de la comparsa ya estaban dados estos primeros pasos y nos fuimos acoplando al grupo. Este año es distinto, estamos dentro desde el nacimiento y ahora es cuando nos toca vivir los ensayos repitiendo la misma frase una y otra vez, e incluso la misma sílaba una y otra vez.... jajajajaja. La comparsa es como un niño que empieza a andar y que igual da dos pasos seguidos que al primero se cae y hay que volver a empezar. Y aunque sea así de duro, la verdad es que también es muy satisfactorio ver que después de 2 horas de ensayo ya andamos aunque sea apoyados a la pared... jajajaja. Ahora toca descansar un día, coger de nuevo impulso y el Jueves estaremos otra vez con la misma ilusión en el cuarto de ensayo.
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