sábado, 9 de agosto de 2008

¿CRISIS?



Muchas veces, al igual que la ropa, las palabras se ponen de moda, y parece ser que ahora le toca el turno a la crisis.
Utiliamos este término para justificarnos ante todos y todo... no te vas de viaje por la crisis, no sales a cenar fuera por la crisis, tienes esa cara de "amargao" porque la crisis te está dejando frito.
Y aunque pueda parecer un poco chulesco que trate este tema de esta forma, os puedo asegurar que sé lo que es una crisis. Lo que sí me replanteo muchas veces es si la crisis no nos la creamos nosotros mismos.
Es cierto que los precios están por las nubes y que va más, es indudable.
Pero hay una frase en la que me gustaría detenerme... antes me daba para todo y ahora no llego a fin de mes. Por supuesto que esto que ahora voy a contar es personal pero seguro que muchos coinciden...
Juguemos a comparar el "antes" con el "ahora":
Yo particularmente, no veía marisco o jamón en mi casa nada más que en Navidad, ¿que casa de hoy en día no tiene una paletilla en la cocina prácticamente todo el año?
Mis postres diarios eran fruta y como mucho un DANONE de esos que venían 24 en un paquete y se repartían entre limón, fresa y plátano... al que le tocaba el de macedonía era un campeón, ¿cuantos días de la semana nos comemos un heladito ahora? y si comemos yogures... que sean con galleta, copa de nata y para los deportistas bífidus... eso antes creo que ni existía.
Recuerdo una gran sala de estar compuesta por... sofá, mesa, mueblebar y una tele que a veces se le quedaba el botón de encendido cogido...
La de ahora está compuesta por... sofá, sillón relajante, mesa, revistero, 2 velas encima de la mesa pa adornar, tele de plasma de 42", dvd con sonido envolvente que lea divx, el decodificador del plus, la play 3 y seguro que se me olvida algo.
Por no nombrar que ahora nos gusta tener el suelo de parqué, un coche bueno y grande (yo iba a la playa en el damas), y cambiar el sofá del salón cada 6 meses porque ya no se ve bonito.
Y se me olvidaba... si le compras un chandal o unos deportes al niño que sean Nike porque si no te cogerá un trauma en el cole...
Las cosas están caras, cierto. Pero si nos desprendiéramos de muchos lujos, alguno hoy sería millonario... mientras esto ocurra seguiremos sufriendo la crisis.

martes, 5 de agosto de 2008

LA EDAD



A veces, recurrimos a la edad de las personas para determinar o justificar distintos gustos o costumbres, lo que nunca me había parado a pensar es que incluso los años de una persona puedan determinar el amor a su ciudad de origen.
Sí, no se extrañen, por lo menos aquí en Huelva suele pasar, no sé si será algo genérico de aquí o se extenderá más allá de nuestras fronteras.
Yo particularmente hablaré de Huelva y que cada uno saque sus conclusiones.
Hagamos por un momento como los "flash back" esos de la tele y adentrémonos en una regresión a nuestra infancia y vayamos comparando simultáneamente con la situación actual...
¿A qué niño no le gusta salir el día de San Sebastián? Sí, seguramente lo de menos sea ver al Patrón paseando por las calles y solo importe pelar un palmito con la ilusión de que traiga muchas "agüelas" o comerte un coqui, pero eso también es tradición, tambien es nuestro, y ahora lo vemos como un "castigo", desperdiciar un domingo de descanso en ver pasos en enero... ya hay que ser "jartible" de la Semana Santa pa que te guste eso...
De los Carnavales mjor no hablar ¿no?. Miles de chiquillos hoy en día salen a las calles y buscan la más mínima excusa para salir disfrazados a la calle. Ellos no se plantean si se está perdiendo, si no hay mucha gente, solo se preocupan de disfrazarse y pasárselo en grande por las calles de Huelva. Los más mayores se limitan a llevar a sus hijos a que disfruten, la mayoría por vergüenza, lo cual no deja de ser curioso, pues esa misma vergüenza se pierde al cruzar las Puertas de Tierra, y allí se disfrazan y saltan los mismos que aquí no lo hacen.
¿Y quién de niño no ha querido salir en una Cruz de Mayo? Era todo un acontecimiento y si lograbas que la tuya fuera la Madrina ese año ya era una locura. Para nosotros, solo es un día donde nos cortan las calles del centro y no podemos conducir como nos gustaría.
Y como estos ejemplos podríamos poner 1. 000 más con la Semana Santa, que preferimos ir a ver salir el caballo de Triana que ver el Señor de Huelva, con las Colombinas... que solo nos gusta para ir a tomar el ponche al Navajazo. Yo escucho hablar a un sevillano o un malagueño de su feria y se desvive, por no nombrar como se vive en los pueblos, sin embargo nosotros la tiramos por tierra. Cuando niño queríamos ir todos los días, ya no...
De momento a mi hija le encantan los palmitos, se disfraza en Carnavales más que yo, le encanta ver videos de Semana Santa y no hay quien la deje un día sin Colombinas... por desgracia... ya cambiará...

viernes, 1 de agosto de 2008

AL FRESQUITO



Hay cosas que te demuestran lo material o lo cómodos que nos hemos vuelto, pues todo es poco para que disfrutemos y pasemos un buen rato.
Invertimos nuestros ahorros en ordenadores con los que poder visitar mil sitios o hablar con personas lejanas sin movernos del sofá (si son portátiles y podemos hacerlo tumbados mejor que mejor), consolas de videojuegos donde podemos jugar un partido de fútbol sin correr, televisiones de plasma enormes donde poder ver la porquería que emite a diario cada cadena (o la del cuarto que solo usamos 5 minutos diarios hasta caer rendidos), dvds con home cinema incorporado para ver la peliculas bajadas con el emule sin calidad ninguna y así podriamos enumerar cientos de cosas con las que creemos que vamos a disfrutar y al final no es para tanto.
Llegados a ese punto en que te das cuenta que nada te divierte decides vestirte y salir con tu familia a tomar una cervecita al fresquito. Y allí, sentado en una silla de aluminio te das cuenta que por 26 euros que me costó las gambitas, el adobo y el par de cervecitas e disfrutado más que con todo lo dicho anteriormente.
Y es que nada se puede comparar a esa intimidad que aunque parezca extaño da una terraza llena de gente.
Quien sabe, quizá hoy vuelva a apagar la televisión de plasma y vuelva a disfrutar del fresquito...
Por cierto, a los 26 euros hay que añadirle 5 más de unos helados que despues nos comimos en un banquito de madera, donde la intimidad quizá fue mayor, si es posible...